Por su
parte la realidad sensible se caracteriza por estar sometida al cambio, a la
movilidad, a la generación y a la corrupción. Aunque su grado de realidad no
pueda compararse al de las Ideas ha de tener alguna consistencia, y no puede
ser asimilado simplemente a la nada. Es dudoso que podamos atribuir a Platón la
intención de degradar la realidad sensible hasta el punto de considerarla una
mera ilusión. La teoría de las Ideas pretende solucionar, entre otros, el
problema de la unidad en la diversidad, y explicar de qué forma un elemento
común a todos los objetos de la misma clase, su esencia, puede ser real; parece
claro que la afirmación de la realidad de las Ideas no puede pasar por la negación
de toda realidad a las cosas.
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